Arcadio Blasco, Happy birthday to you…
Por MJ. Sarmiento • 26 de enero, 2008 • Tema: NoticiasCarmen González Borrás (Galería 100kubik) prepara, con la colaboración de Antonio Vivas (Revista Cerámica), una publicación para celebrar el 80 cumpleaños de Arcadi Blasco, con fotos y comentarios de sus muchos admiradores. Por supuesto nosotros también nos sumamos a la feliz idea, deseándole un Feliz 80 Cumpleaños en compañía de su familia.
En nuestra colección de cerámica contemporánea tenemos algunas obras de Arcadi Blasco que mantienen su presencia constante en nuestra vida diaria. Una de ellas es un mural de pequeño formato (52 x 52 x 10 cm.), realizado en una sola pieza de arcilla refractaria y empotrado en una estructura de madera. El motivo es una abstracción que se resuelve entre la geometría y el gesto, donde se aprecia: la recreación parcial de la suela de una zapatilla sobre la geométrica de un campo de labor, y una sugerencia -muy sutil- en la que se intuye un orificio que bien podría ser la boca de una vasija. Sin embargo, todo está integrado como si al mismo tiempo se fuese de un momento a otro a disolver en la misma tierra, o se fuese a sumir por el desagüe. La poética que trasciende, el movimiento, nos sugiere el paso del tiempo y la dureza de la existencia. La obra no tiene título, pero de tenerlo personalmente creo que podría ser algo así como «volver a la tierra». Es una obra muy evocadora, y nos gusta cambiarla de lugar y hasta de posición de vez en cuando, no es que sea sistemático pero creo que suele coincidir con el cambio de las estaciones. Como es autoportante en ocasiones la coloco sobre una mesa baja (30cm. del suelo), otras apoyada sobre la pared e incluso posada en el suelo. Con el cambio de perspectivas las lecturas también son variadas y la obra continúa hablando, sin importarle que pase el tiempo.
La otra pieza que vamos a comentar es muy diferente, forma parte de una serie de dos cuadros de porcelana pintada con óxido de hierro, que nos recuerdan más al dibujo que a la escultura; una ligera curva de la placa proporciona una especie de blandura -como si se tratase de un pergamino-, y el dibujo realizado con óxido de hierro se recrea en la abstracción de unas vasijas (el tema de la alfarería, junto a los muros para defenderse, y el carácter de crítica social son temas constantes en la obra de Arcadio Blasco). Estas dos placas de porcelana, que hemos colgado en la pared -muy juntas- son de considerable belleza plástica y se recrean en el placer del dibujo, sin más.
Nuestros mejores deseos para un feliz cumpleaños
Con nuestro afecto y admiración por una trayectoria tan prolífica e intensa
José Antonio y María Jesús Sarmiento
a continuación reproducimos un extracto correspondiente a un texto publicado con motivo de la exposición de Arcadi Blasco celebrada en Zaragoza el año 2001
texto: Josep Pérez Camps
Arcadio Blasco Pastor (Mutxamel, Alicante, 1928) es un pintor que en la segunda mitad de la década de los 50 encuentra en la cerámica el material idóneo para la expresión plástica. Su formación artística como pintor tiene lugar en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, donde llegó a los 19 años, terminando el curso de profesorado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en 1953. Ese mismo año se traslada a Italia, en donde reside por dos años en la Academia de España en Roma, allí tiene su primer contacto con la cerámica a través de la obra de Nino Caruso y de Carlo Zauli.
Al regresar a España, realiza sus primeras experiencias cerámicas y se interesa por la cerámica artesanal, lo que lleva a trabajar con el alfarero de Cuenca, Pedro Mercedes- con el que intercambia saberes-, y en otros talleres de cerámica popular de Agost y Triana (Cerámica Montalbán). En 1955 instala su primer taller en la nave -cedida por el arquitecto Luis Feduchi- el edificio a mitad construir del Museo de América situado en la Ciudad Universitaria de Madrid, que compartió con José Luis Sánchez, Jacqueline Canivet y Carmen Perujo; allí realizaría, entre otras obras, muchas vidrieras, mosaicos y murales cerámicos destinados, en gran parte, a ornamentar las iglesias que se construyeron por encargo del Instituto de Colonización de los Pueblos de España, colaborando con los arquitectos José Luis Fernández del Amo, Ignacio Gárate, Luis Cubillo, García Benito, Luis Feduchi, Fernández Alba y Fisac, entre otros. El inmenso espacio de este lugar de trabajo para la creatividad también fue utilizado ocasionalmente por pintores como José Vento, Hernández Mompó, Rafael Canogar, Antonio Saura, etc., que tenían necesidad de realizar obras de gran formato y no disponían de espacio suficiente en sus estudios. Este taller provisional llegó a convertirse en un lugar de encuentro de artistas de la joven vanguardia madrileña.
Precisamente, una de las características más destacables de la trayectoria como ceramista de Arcadio Blasco es su participación directa, entre los años 1945 y 1974, en el nuevo acontecer del arte contemporáneo (…)
(…) Efectivamente, Arcadio Blasco – que había mostrado durante los años 1955 y 1956 sus pinturas en exposiciones colectivas como la X Trienal de Milán o la itinerante Arte Joven junto a artistas como Rafael Canogar (Toledo, 1929), Antonio López (Tomelloso, 1936), Lucio Muñoz (Madrid , 1929), Luis Feito (Madrid, 1929), etc,.- continuó participando a partir de 1959, con obras realizadas en cerámica, en exposiciones como Jonge Spaanse Kunts (itinerante por Amsterdam, La Haya, Utrech, Nueva York, Madrid)en las que figuraban importantes pintores, que como él, participaban de la nueva vanguardia.
Después de una primera aproximación directa al quehacer cerámico, que consistió en emplear la superficie de recipientes como soporte de su vocabulario pictórico – realizando obras con cierta carga decorativa-, Arcadio Blasco se sentirá fuertemente atraído por las cualidades y expresividad de esta materia, y como consecuencia nacerán sus Cuadros cerámicos (1956-64). Se trata de pinturas cerámicas inmersas en el informalismo de carácter abstracto y gestual -realizadas sobre plaquetas, que en muchas composiciones serán el distinto tamaño y grosor-, en las que los esmaltes de colores son aplicados con la técnica del “driping” que el autor utiliza para dejar constancia del gesto en el acto pictórico, al tiempo que persigue conseguir determinadas calidades cromáticas y contrastes matéricos. Esta será la última serie que realizará totalmente con esmaltes coloreados, superficies brillantes y fuerte cromatismo. En todos sus ciclos de trabajo posteriores: Objetos idea (1969), Propuestas ornamentales (1969-74), Arquitecturas y Muros para defenderse del miedo (1970-86), Ruinas arqueológicas (1984-86), Ruedas de Molino para comulgar (1985). Homenajes (1992-95), las arcillas de distintas tonalidades, los engobes, vidriados – menos frecuentes y muy matizados-, y las aplicaciones de óxidos colorantes de tonos terrosos serán – muchas veces sometidos a una cocción reductora-, los materiales protagonistas de sus obras.
En aquel torbellino de búsquedas en que se convirtieron los años 50 para los artistas españoles más inconformistas, Acadio Blasco indaga en las posibilidades de la materia cerámica y encuentra en la arcilla cocida – despojada de sofisticados vidriados- el medio idóneo con el que realizar en volumen sus últimas investigaciones pictóricas, que desembocarán – en cerámica- a finales de los años 60 en relieves y esculturas de compromiso social y crítica política. El frecuente contacto de Arcadio Blasco con alfareros de la península contribuyó sin duda a enriquecer su vocabulario plástico y a encontrar soluciones para su obra, en algunos procedimientos que con una finalidad muy distinta empleaban los alfareros.
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