Conferencias celebradas en la Escuela Francisco Alcántara
Por MJ. Sarmiento • 8 de abril, 2008 • Tema: Conferencias, José Antonio Sarmiento, TécnicaEn torno a la obra de José Antonio Sarmiento
PAISAJES-OBJETO
(Se trata de un extracto de las dos conferencias pronunciadas por María Jesús Sarmiento en la Escuela de Arte Francisco Alcántara; Madrid, 26 y 27 de marzo de 2008)
La cerámica le sirve a José Antonio Sarmiento como medio en el que desarrollar una simbiosis entre forma y fuego, y elemento en el que unir en un mismo cuerpo: volumen, color y la expresión de la alfarería desde una visión contemporánea (asunto que interpreta por su carácter social, entendiéndolo como símbolo de la vida y las relaciones humanas). Después de un tiempo trabajando como dibujante y pintor, del mismo modo que el músico elige su instrumento, sintió José Antonio que la cerámica era el medio en el que le interesaba profundizar. Desde 1980 a ello se dedica a tiempo completo y de modo independiente. Profundizará en la disolución de las fronteras del arte ante la necesidad de ser consecuente con su modo de entender y vivir, y expresarse con el lenguaje de la plástica.
La resistencia y la maleabilidad del material le atrajo desde el primer momento ante la posibilidad de hacer indistintamente: escultura, obras para integrar en la arquitectura y objetos que sirviesen al «uso utilitario», sin renunciar en ninguno de los casos a la intención del arte y dedicándole tanto a uno como a otro asunto la misma importancia. De la obra de José Antonio Sarmiento se desprenderá la observación de la naturaleza como metáfora o referencia de su influencia sobre el hombre.
A todas estas razones él ha sumado la aplicación del fuego (trabajando con temperaturas desde 1000 a 1350º C.) de un modo directo y personal, con una intención artística conseguida que va más allá de la consolidación de la materia o la búsqueda de determinados efectos. Si construye sus propios hornos, o prepara sus propias arcillas y esmaltes es por una mera cuestión práctica: adaptar las herramientas y los medios a los resultados buscados, incorporando así «su» carácter a la arcilla y a todo el corpus material de la obra.
Entre los diversos procedimientos, el método de cocción elegido se integra dentro del proceso creativo de un modo inseparable a la forma: extraer una pieza del horno al rojo e incluso realizar en ella diferentes tratamientos postcocción en caliente (con humo); en el esmaltado con vapores de sal o soda; y mediante la cocción de leña (en la que este artista se ha especializado desde 1988). Estas serán acciones significativas además de sus herramientas o medios habituales de trabajo. Lo más relevante es la utilización de estos métodos sin dogmas ni ortodoxias, contemplándolos desde la libertad y buscando siempre la mayor economía de medios posible para obtener los resultados buscados del modo más natural. En consecuencia la simplicidad es una pauta recurrente en su obra.
En alta temperatura la arcilla se trasforma en un material de gran dureza y resistencia al choque mecánico –la elección del método para José Antonio depende del destino de las obras (el uso o la ubicación), pero también el modo de conseguir determinadas tonalidades, matices y texturas. Sin embargo, vemos que en su caso no le otorga más importancia a un material que a otro, sino que simplemente (el gres, la terracotta o la porcelana) se contemplarán según su naturaleza, en el sentido de construir el vocabulario apropiado para expresar literalmente un determinado discurso interpretado a lo largo de su interpretación conceptual.
Después de más de diez años trabajando con muy buenos resultados en un horno de leña de dos cámaras, con cámara de fuego estilo Bourry (cocción rápida de 12 a 14 horas a 1300 ºC.), decidió construir otro horno más grande buscando el modo de hacer cocciones de varios días; con el fin de potenciar una mayor acumulación de ceniza en el cuerpo de la arcilla (vidriando la materia a base de veladuras sin necesidad de esmaltarla, por medio de los flameados y otros fenómenos provocados). El resultado de lo que hace es pintar literalmente con fuego, potenciando el gesto del modelado y del pincel del flameado, con el viento y la ceniza.
En el año 2000, después de su estancia en Japón como invitado del prestigioso artista Ryoji Koie, José Antonio Sarmiento construyó un nuevo horno de leña en su estudio de San Cibrián de Ardón (al sur de León), combinando en uno solo las propiedades de dos tipos de hornos retomados de la tradición japonesa: el anagama y el noborigama. De este modo hace en una misma hornada (de varios días) diferentes trabajos con o sin esmalte e incluso puede cocer en cada una de las cámaras a diferentes temperaturas si así lo decide. En el ‘anagama-noborigama’ realiza cocciones con una duración de entre 4 a 7 días, dependiendo de la naturaleza del trabajo.
En la primera parte de este horno (anagama), la leña y la obra modelada comparten el mismo espacio: aquí suele realizar obras de mayor escala (en monococción), y potencia el carácter del fuego sobre la arcilla desnuda (1300 ºC). Los efectos de la ceniza convertida en esmalte deslizándose por el principio de la gravedad, las tonalidades conseguidas mediante el empleo de diferentes tipos de leña, temperatura, arcillas, atmósferas…, se combinan con el modo (posición y lugar) en que las piezas se colocan en el interior del hogar (espacio de fuego) y que junto a la duración de la hornada se suman al resultado final.
Entiende José Antonio Sarmiento estos procedimientos técnicos, según sus palabras, como «la manera más natural de no abandonar la obra en ninguna de las fases del proceso», lo que significa que puede actuar en todo momento sobre la pieza incluso cuando está dentro del horno, planteándose la cocción como parte del proceso creativo por extensión de los matices de su plástica. Es conveniente decir que como artista se enfrenta a la técnica con conocimiento y apreciando la sabiduría de la tradición; hecho que no le impide ser consciente y asumir todo el bagaje cultural que ha revolucionado la historia del arte contemporáneo. La recompensa de su experiencia personal, después de tantos años de intensa dedicación, se manifiesta en el modo en que siempre permanece atento y abierto a lo desconocido –siempre dispuesto a arriesgar hasta el límite. El aprender de los errores, le ayudó para aceptar la imperfección como una consecuencia de la vida y de los acontecimientos. De este modo contemplará la naturaleza para admirarla pero también para asumirla incluso bajo las circunstancias menos amables.
En el noborigama (varias cámaras en pendiente) coloca las piezas en las que desea revelar flameados menos violentos, y también las esmaltadas de determinada forma. A veces protegidas en cajas refractarias o gacetas (1), destinadas a salvaguardar de la llama y la ceniza un determinado esmalte o el movimiento del trazo del pincel, aunque si aprovechando el beneficio de la atmósfera y de la maduración lenta del fuego.
El horno tardará aproximadamente una semana en enfriar y es entonces, con la distancia, cuando el artista completará definitivamente el proceso: al escoger las piezas que considerará completas (después realizará unos pequeños retoques de pulido en las huellas dejadas por las conchas de mar donde se han apoyado, unas marcas que le sirven como un elemento plástico que introduce sombras y relieve en las superficies esmaltadas, y que a la vez impide que las piezas como es el caso de sus Reversibles, que esmalta por todas las caras, queden adheridos a las estanterías del horno donde se han apoyado. Para concluir todo el proceso final seleccionará las obras que considera satisfactorias de las que han de volver a hornearse para aportarles más carácter, y descartará sin contemplaciones las que no le agradan o se hayan perdido sin remedio (algo con lo que siempre cuenta debido a los riesgos que asume). Éste es el desafío. Al evaluar los resultados, la satisfacción de contemplar lo conseguido sin duda compensará todas las dificultades.
El resultado del trabajo de José Antonio Sarmiento es de una gran fortaleza y expresividad. Como la naturaleza, a veces refleja la violencia, y otras lo sutil, la lírica de lo humilde y hasta lo exquisito. Una profunda filosofía de carácter social se transparenta en cada una de sus piezas. En el libro El arte y sus lugares, su autor, el admirado artista Antoni Tàpies nos habla de ciertos objetos que contienen «una fuerza carismática intransferible que encuentra su punto de llegada en la mente del contemplador, no para describirle nada, sino para arrebatarle la conciencia y conseguir que sea él mismo quien abra los ojos del espíritu al misterio de la más profunda Realidad».
En su reflexión José Antonio Sarmiento subraya la contemplación de lo Relativo, confluencia en la que han coincidido Oriente y Occidente: desde parámetros del arte «zen» al llamado «arte informel europeo». Teniendo en cuenta que este artista es de los que piensa que ni la técnica ni el material son relevantes en la calificación de una obra de arte. Y que para él lo esencial es la “forma”, la mano y la mente del artista y el modo en que ambas actúan en todo el proceso (Barañano). No es casualidad, sino consecuencia, que el carácter de esta completa dedicación (de JAS) refleje –en la forma y en el fondo– la tensión de los elementos que maneja como extensión inseparable de su postura ante la vida. De esta filosofía extrae del paisaje su reversibilidad, para reflexionar sobre determinados aspectos universales que a todos nos conciernen.
En la actual exposición de José Antonio Sarmiento, REVERSIBLES paisajes-objeto, podemos contemplar objetivamente obras realizadas en la primera cámara desde la violencia expresionista, por medio de una “fuego-grafia” revelada en el gres desnudo, tallada con el esmaltado de leña, hasta la lírica de su profundidad pictórica y gestual (materializada igualmente en la profundidad y belleza de los esmaltes hechos y aplicados por la mano del artista), o sumada a la poética extraída de la humildad de la terracotta. Incluso podemos contemplar la expresión de la escultura en su propio lenguaje, y en el de una alfarería contemporánea que profundiza más allá de lo utilitario y lo decorativo. En lo subjetivo, en mi opinión, esta obra sirve también para abrir la mirada hacia la «profunda Realidad». Porque, además del placer estético que sin duda nos proporcionan estas piezas reversibles, descubre a la mirada atenta razones para pensar. En todos los sentidos y por extensión, no nos queda más que recomendar detenerse ante estas obras reversibles.
Fotos del horno de leña (anagama-noborigama)
Cerámicas de JA. Sarmiento
Otros enlaces relacionados:
(1) Gaceta: (del francés caissette, cassette, dim. de caisse, del lat. capsa, caja) f. Caja refractaria que sirve para colocar dentro del horno los baldosines que han de cocerse. (pág. 5179, tomo 12; Diccionario Enciclopédico Espasa (1989) ed. Espasa-Calpe S.A., Madrid)
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